sábado, 26 de setembro de 2015

No olvidaremos jamás

Hoy 26 de septiembre se cumple un año sin sonrisas largas, sin miradas llenas de amor y presencia. Un año de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
¿Por qué me duele tanto? ¿Por qué duele tanto?
Yo vengo ofrecer mi corazón, mi cuerpo y mi voz si necesario. Sé que el dolor de los papás de los 43 normalistas no cesará y que sus corazones no se quedaran confortables hasta saber lo que ha pasado con sus hijos, dónde están, qué necesitan… Sé que sus corazones jamás descansaran en cuanto no tuvieren la oportunidad de ver la justicia acontecer.  El tiempo ha pasado, pero la lucha continua… ¡Porqué vivos los llevaron, vivos los queremos! Es una herida que no deja de sangrar, son ojos llenos de esperanza que inundan el tiempo que sólo pasa y nada cambia. Son memorias de sonrisas, abrazos y miradas que hasta hoy desean el reencuentro. Es un frío que duele mucho más por el vacío que existen en nuestras almas, sean de mexicanos o brasileños, somos seres humanos. ¡Somos #Ayotzinapa! ¡NO AL OLVIDO!
¡No callar! ¡No cansar de luchar….JAMÁS! Personas no pueden simplemente desaparecer….

Gracias a todos los artistas que prestaron su arte, su alma en este homenaje!!!

Brenda Oliveira

Soledad...

Esperar el momento correcto para seguir adelante es lo que más me ha atormentado últimamente. Un largo puente. Un grito. Una independencia que aún no existe. Yo me quedo en casa escuchando Caetano, comiendo huevos con pan, queso y tomando una copa de leche bien caliente. Esta es la vida de una mujer que tiene mucho miedo de la soledad, pero la soledad ya existe en su vida.
Correr atrás de los sueños puede parecer algo muy hermoso, poético, un verdadero acto de coraje, pero la realidad es un poco distinta. No es tan hermosa, y sí, un tanto poética, pero…  y sobre el coraje…  ese ya no existe, o mejor vive al nacer del día, pero muere siempre que se regresa a casa, porque solo ahí existe el encuentro frente al espejo y así se puede mirar a los propios ojos y ver quién es.
Frecuentemente miro la vida y no encuentro mi lugar, o lo encuentro y tengo miedo de seguirlo. ¿Dónde estoy? Yo siento que estoy caminando más adelante, pero no quiero con eso estar tan lejos de mí o de ti. Tan lejos de continuar lo que todavía no he vivido. De no llegar el día de elegir lo que quiero hacer por toda la vida. Soy artista, soy mujer, niña, soy la nada. Yo podría en este momento decir lo que no sé, pero no lo sé, entonces continuo así, viviendo entre sonrisas largas, miradas lejanas y toques insensibles. 
Todo me parece a mí un gran cuento de hadas, pero las hadas nada hacen por mí, no me ofrecen lindos regalos y tampoco realizan mis deseos. Estar perdida me parece un camino interesante, pues así las cosas ocurren, las personas aparecen en nuestras vidas, los amantes se enamoran a todo momento sin sentir culpa de sus actos, sin sentir culpa de amar a la vida, a alguien o a ti.
Sentir culpa es el mayor pecado que una persona puede cometer. Por eso no siento culpa de amar, de vivir, de llorar y sonreír. Pero siento la gran culpa de sentir tanto miedo de la vida, tanto miedo de hacer arte que es mí gran fuerza, mi mayor grito, mi mayor “yo”. Tengo miedo de descubrir hasta donde podré llegar. Tengo miedo de nunca entender quién soy, quizás  esto no sea necesario. El miedo es el gran combustible para que yo insista en querer vivir.


                                                                                                                                                 Brenda Oliveira

sábado, 18 de abril de 2015

Existem dias e dias. Um tempo

Cento e cinquenta e sete dias sem escrever são para mim, exatamente, dias sem muito sentido, sem carinho, sem encontros, sem ilusões, sem uma vida que faça de mim uma poeta como um dia quero chegar a ser. É isso, viver sem ter tempo para escrever o que a vida pode oferecer, me faz sofrer, chorar e pensar que nada voltará a ser como antes, não que estar cômoda seja o certo, mas sempre temos algo que não queremos que mude, morra ou se esqueça de nós.
Imagem: Oleg Oprisco
Nestes dias sinto muito frio, vejo muitas pessoas e não vejo ninguém. Sinto falta dos bons e velhos costumes brasileiros, mesmo estando encantada com as belezas mexicanas. Mas sabe quando nos sentimos sós, mesmo estando com muitas pessoas ao redor? Sim, isso é um tanto triste, é desolador... Eu sinto falta da minha família, falta dos amigos, não que eu tenha muitos, porque sei que não tenho, mas sinto falta dos poucos que conseguem me aceitar por completo, com defeitos e virtudes. E isso é todo o frio que sinto. Tem dias que congelo...
Tem dias que deixo de crer que, talvez, eu seja importante para alguém. Esqueço que a pessoa mais forte dentro de mim é a realista, pois existem dias que a única pessoa que consegue viver em mim é a que acredita em amores eternos, encontros completos e uma arte que liberta e não machuca a ninguém. É difícil não poder controlar a mim mesma. É difícil crer que comigo tudo vai ser diferente de como é com a maioria. É difícil acreditar que a vida é um ciclo se, justamente o lugar, o momento e o instante em que quero voltar, nunca chega.
Tem dias que o tempo custa passar. Há dias em que o tempo passa rápido demais e existem dias que eu queria parar esse tempo louco e dizer “cansei desta prisão”, pois me sinto podada dentro desta esfera temporal e lógica da vida. Tenho uma alma livre que pode até ser que busque uma prisão, mas ela será prisioneira por livre arbítrio. Atualmente ela é presidiária dos instantes fugazes, dos sorrisos recordados, dos amores vividos e dos sonhos que estão sendo construídos. Para viver a minha vida eu recomendo a quem queira: que veja a lua como o melhor dos amantes, o sol como o furor dos dias, o mar como se estivesse vendo sua própria alma e permitindo que ela se vá, ganhe o mundo e livremente seja tua. Preciso ser assim, porque congelar dói demais.

por Brenda Oliveira.